La agroindustria desempeña un papel fundamental en la producción de alimentos para una población en constante crecimiento. Sin embargo, en el camino hacia la satisfacción de la demanda alimentaria mundial, nos enfrentamos a un desafío crítico y silencioso: la presencia de metales pesados en nuestros cultivos y alimentos, los cuales representan una amenaza seria tanto para la salud humana como para la sostenibilidad ambiental.

Las estadísticas son claras y reveladoras: de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), aproximadamente el 25% de los suelos agrícolas en todo el mundo están contaminados con metales pesados. Esta preocupante cifra se traduce en la acumulación de estos elementos en nuestros cultivos, y finalmente, en nuestros platos. En consecuencia, se estima que cada año, millones de personas en todo el mundo están expuestas a niveles peligrosos de metales pesados a través de su dieta diaria.